Anexo A: Prácticas de la gestión de la agricultura/silvicultura
Agrosilvicultura: Agrosilvicultura es un enfoque de gestión de la tierra que combina la producción de árboles con otros cultivos y/o ganado. Los árboles poseen una gran capacidad de adaptación debido a que tienen raíces profundas y grandes reservas de agua y nutrientes, asimismo son menos susceptibles que los cultivos anuales a la variabilidad interanual o a eventos extremos de corta duración, como las sequías o las inundaciones. Además, los árboles mejoran la calidad del suelo y la fertilidad ya que contribuyen a la retención de agua y reducen el estrés hídrico durante los años de poca lluvia; además tienen tasas de evapotranspiración más altas que los cultivos o pastos en hileras y por lo tanto pueden bombear el exceso de agua fuera del suelo. Los árboles también pueden reducir los impactos de los fenómenos atmosféricos extremos, tales como las sequías o las lluvias torrenciales; estabilizar el suelo contra los deslizamientos de la tierra, y aumentar las tasas de infiltración.
Consideraciones sobre la biodiversidad: El mejoramiento de la biodiversidad agrícola tiene un potencial significativo para mitigar los impactos de los gases de efecto invernadero; esto es debido al aumento de la biodiversidad del suelo para construir materia orgánica en el mismo, capturando carbono; a la utilización de diversos cultivos leguminosos para fijar el nitrógeno en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos; a la introducción de cultivos perennes para almacenar carbono bajo tierra; y a la plantación de cobertura vegetal temporaria entre cultivos sucesivos para reducir las emisiones de óxido nitroso mediante la extracción del nitrógeno no utilizado.
Cambio en la topografía o los paisajes: El uso de setos, barreras vegetales y otras prácticas de diseño agrícola pueden tener un enorme impacto en la adaptación a la sequía, las fuertes lluvias y los vientos. Un cambio en la topografía puede ocurrir, por ejemplo, mediante el uso de terrazas que faciliten la adaptación al cambio climático gracias a la optimización de la utilización del agua.
Compostaje: La aplicación de compost aumenta la cantidad de carbono secuestrado en el suelo. La adición de nitrógeno reduce la demanda de energía agrícola, como resultado de la mayor capacidad de infiltración y de almacenamiento del suelo, lo que a su vez reduce las necesidades de riego. La aplicación de compost reduce la necesidad de fertilizantes, pesticidas y herbicidas que generan gases de efecto invernadero (GEI).
Diversidad de cultivos: El uso de germoplasma (genes) de cultivos, forrajes y parientes silvestres que se han desarrollado en otras partes del mundo, las cuales se encuentran bajo condiciones climáticas similares a las de áreas actualmente bajo estrés debido al cambio climático.
Cultivo en contorno: Reduce la erosión y la mineralización del carbono
Rotación de cultivos: Un mejor manejo de los nutrientes a través de la rotación de cultivos puede disminuir el uso de fertilizantes nitrogenados, reduciendo sustancialmente las emisiones de GEI relacionadas.
Diversificación de los ingresos del agricultor: Muchos productores están incluyendo más ganado en sus operaciones con el fin de hacer uso de una mayor producción de forraje y agregar valor a la granja. La diversificación de los medios de subsistencia en actividades no agrícolas tiene el potencial de reducir la vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático, ya que reduce la dependencia de las actividades agrícolas. El aumento de la resiliencia de los agricultores podría garantizar que el suministro de insumos agrícolas requerido por las empresas del sector agrícola se mantenga a lo largo del tiempo.
Utilización eficiente del equipamiento: El equipamiento o maquinaria operado en campos o bosques, tales como la
maquinaria móvil (p. ej. cosechadoras), los equipos estacionarios (p. ej. calderas) y los equipos de refrigeración y aire acondicionado, son fuentes netas de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), o de gases fluorados (p. ej. HFC y PFC). Cuando el equipamiento y la maquinaria se utilizan de manera eficiente, se contribuye a reducir las emisiones totales de gases de efecto invernadero.
Prácticas de regeneración forestal mejoradas: Prácticas que pueden mejorar o acelerar la regeneración forestal, por ejemplo, la plantación de semillas o plántulas de especies de crecimiento rápido.
Gestión de los fertilizantes: Se ha demostrado que en ciertos años el tipo de fertilizante, la cantidad aplicada, y la frecuencia y los puntos de aplicación influyeron en la cantidad de óxido nitroso que algunos suelos liberaron a la atmósfera. La mejora en la eficiencia de los fertilizantes también reduce el exceso de fertilizantes nitrogenados que se pierde y va a la atmósfera o a la superficie o al agua subterránea.
Control de incendios: Se pueden tomar una serie de medidas para reducir el riesgo de grandes incendios forestales, como por ejemplo: las quemas prescritas, el pastoreo, el corte de la vegetación, la gestión forestal sostenible, las cercas y las patrullas de bomberos. Estas medidas reducen la carga de combustible y/o garantizan que los incendios sean controlados a tiempo.
Mantenimiento y calibración del equipamiento: Garantiza la fiabilidad y la exactitud de los datos.
Políticas y programas gubernamentales o institucionales: Los programas y políticas gubernamentales, tales como los créditos fiscales, el apoyo a la investigación, los controles comerciales y las reglamentaciones del seguro de cosecha, influyen significativamente en las prácticas agrícolas. Los programas y las políticas pueden actuar ya sea para promover o para dificultar la adaptación al cambio climático.
Control integrado de plagas: El Control Integrado de Plagas (CIP) es un enfoque eficaz y sensible con el medio ambiente para el control de plagas que se basa en una combinación de prácticas de sentido común. Los programas de CIP utilizan información actual y completa sobre los ciclos de vida de las plagas y su interacción con el medio ambiente. Esta información, en combinación con los métodos de control de plagas disponibles, se utiliza para controlar el daño ocasionado por las plagas. En consecuencia, las emisiones de carbono debidas al uso de pesticidas se pueden reducir.
Compartir los conocimientos: Monitorear el cambio climático, pronosticar los impactos, y utilizar sistemas de alerta temprana para diseminar los datos a un grupo de accionistas desde el nivel nacional al nivel local son componentes vitales de una planificación e implementación exitosas de la adaptación a largo plazo. Compartir las mejores prácticas en la agricultura es un componente importante de esta práctica.
Cambio en la utilización de la tierra: Uno de los métodos más efectivos para reducir las emisiones es permitir o promover la reversión de la tierra de cultivo a otra cubierta terrestre, típicamente a una similar a la vegetación original. La conversión puede ocurrir en toda el área de la tierra (set-asides en inglés) o en lugares localizados tales como canales de pasto o márgenes de campo. Tal cambio en la cobertura del suelo a menudo incrementa el almacenamiento de carbono; por ejemplo, la conversión de tierras cultivables en pastizales normalmente da como resultado un suelo más rico en carbono, debido a que este sufre menos la perturbación y a que se reduce la eliminación de carbono por medio de los productos cosechados. En comparación con las tierras cultivadas, en los pastizales también se pueden reducir las emisiones de óxido nitroso mediante una disminución en los aportes de nitrógeno y una mayor oxidación del metano.
Además, las iniciativas de reforestación y forestación pueden aumentar la cantidad de biomasa en un área de tierra determinada, y de esta manera secuestrar carbono en las plantas.
Control ganadero: La ganadería, predominantemente rumiantes como las vacas y las ovejas, es una fuente importante de emisiones de metano, y representa aproximadamente el 18% de las emisiones antropogénicas globales de este gas (Smith et.al.2008). El metano se produce principalmente por la fermentación entérica y se elimina por medio de eructos. Las prácticas para reducir las emisiones de metano de esta fuente se dividen en tres categorías generales: las prácticas alimentarias mejoradas, la utilización de agentes específicos o aditivos dietéticos, y los cambios de gestión y la reproducción animal a largo plazo. También hay vacunas anti-metanógenos disponibles.
Las adaptaciones para el ganado de campo incluyen el cuidado adicional para igualar continuamente la cantidad de ganado con la producción de pasturas, la rotación alterada en las pasturas, la modificación de los tiempos de pastoreo y de los momentos de reproducción, la alteración del forraje y las especies/razas animales, la integración alterada dentro de sistemas de ganado/cultivo mixto que incluyen el uso de cultivos forrajeros adaptados, la reevaluación de las aplicaciones de los fertilizantes, el cuidado para garantizar el suministro de agua adecuado y el uso de alimentos y concentrados complementarios. Otros métodos de adaptación incluyen ajustar las sombras y los sistemas de aire acondicionado, y la utilización de aspersores para enfriar el ganado en verano durante el calor excesivo.
Utilización de energía baja en carbono: Por ejemplo, la instalación de sistemas de energía renovable para la electricidad en el sitio.
Labranza mínima y gestión de residuos: Dado que la perturbación del suelo tiende a estimular la pérdida de carbono de este a través de la descomposición y la erosión acentuadas, la agricultura reducida o sin labranza a menudo resulta ser una ganancia de carbono para el suelo. Los sistemas que retienen los residuos de los cultivos también tienden a aumentar la cantidad de carbono del suelo porque dichos residuos son los precursores de la materia orgánica, el principal almacenamiento de carbono en el suelo.
La labranza mínima aumenta la materia orgánica del suelo. La materia orgánica del suelo mejora y estabiliza la estructura del suelo de modo que los suelos puedan absorber mayores cantidades de agua. La materia orgánica del suelo también mejora la capacidad de absorción de agua de este durante una sequía prolongada. Además, un suelo con una labranza mínima o nula conserva la estructura del suelo para la fauna y las macroesporas relacionadas (lombrices, termitas y canales de raíces) para servir como canales de drenaje para el exceso de agua.
Administración del estiércol: El estiércol de los animales puede liberar cantidades significativas de óxido nitroso y de metano durante el almacenamiento, pero la magnitud de estas emisiones varía. Las emisiones de metano provenientes del estiércol depositado en lagunas o tanques se pueden reducir mediante el enfriamiento o cubrimiento de las fuentes, o mediante la captura del metano emitido. El estiércol también se puede digerir anaeróbicamente a fin de maximizar la recuperación de metano como una fuente de energía. El almacenamiento y la manipulación del estiércol en estado sólido en vez de líquido pueden suprimir las emisiones de metano.
Agricultura orgánica: La agricultura puede contribuir significativamente a la mitigación del cambio climático mediante la extracción del carbono del aire y el secuestro en el suelo. El beneficio que brinda la agricultura orgánica de contener el carbono en el suelo se debe al hecho de que el sistema se basa en el agregado de materia orgánica al suelo y en la descomposición de esta mediante la actividad microbiana del suelo, a fin de liberar nutrientes para la producción de cultivos, en vez de utilizar fertilizantes inorgánicos. Este proceso al mismo tiempo produce humus (carbono estable del suelo) y por lo tanto aumenta los niveles de carbono en el suelo. Además, hay evidencia de que la agricultura orgánica puede tener ventajas frente a las condiciones de sequía, tales como mayores rendimientos en comparación con los sistemas no orgánicos, debido a la mayor capacidad de retención de agua de los suelos bajo sistemas orgánicos.
Prácticas para incrementar la producción de madera y la productividad forestal: Una de las maneras más efectivas de secuestrar carbono de la atmósfera es a través de la fijación en la madera. Por lo tanto, la aplicación de técnicas que promuevan la alta productividad y el alto rendimiento en la obtención de madera puede ser una estrategia de mitigación efectiva.
Cobertura permanente del suelo (incluidos los cultivos de cobertura): El mantenimiento de la cobertura permanente del suelo a través de los cultivos, los residuos agrícolas o los cultivos de cobertura aumenta la materia orgánica del suelo. La cobertura de la superficie con abono también actúa protegiendo el suelo de las temperaturas excesivas y de las pérdidas por evaporación, y puede reducir las necesidades de agua del cultivo hasta un 30% (FAO, 2007).
Prácticas de control de pestes, enfermedades y malezas: La introducción de nuevas especies cultivadas y de variedades de cultivos mejoradas es una tecnología destinada a mejorar la productividad, la calidad, la salud y el valor nutricional de las plantas, y/o a aumentar la resiliencia de los cultivos frente a enfermedades, organismos de pestes y dificultades ambientales. La diversificación de cultivos se refiere a la adición de nuevos cultivos o sistemas de cultivo a la producción agrícola de una granja en particular.
Reducción del uso de la energía: En el sector agrícola las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía se pueden reducir de varias maneras, incluida la utilización de maquinaria más eficiente en relación al consumo de combustible
Restauración: En general la restauración forestal puede dar como resultado una reducción neta de las emisiones a medida que los bosques secuestran más carbono que el que pierden.
Reemplazo de combustibles fósiles por fuentes de energía renovable: Los combustibles fósiles utilizados en maquinarias/vehículos pueden ser responsables de grandes emisiones de CO2e. Por lo tanto, la transición a combustibles renovables es una alternativa para reducir dichas emisiones.
Restauración de tierras degradadas y suelos orgánicos cultivados: El suelo agrícola es un sistema biológico dinámico que almacena y también libera gases de efecto invernadero. La gestión del suelo puede influir en si el suelo actúa o no como una fuente neta de CO2e o como un depósito neto de CO2. Al aumentar los niveles de materia orgánica en el suelo, los productores pueden reducir las emisiones de CO2 y aumentar el depósito de carbono en el suelo.
Gestión del arroz: Los suelos de arroz cultivado en humedales emiten importantes cantidades de metano. Las emisiones durante la temporada de crecimiento se pueden reducir por medio de muchas prácticas. Por ejemplo, el drenaje del arroz del humedal una o varias veces durante la temporada de crecimiento reduce las emisiones de metano de manera efectiva.
Selección de las variedades de semillas: Selección varietal de semillas para minimizar los GEI.
Explotación forestal selectiva: Las técnicas utilizadas para cosechar árboles de interés comercial que garanticen la integridad de la estructura y la funcionalidad de los bosques naturales son beneficiosas para la mitigación del cambio climático. En comparación con otras técnicas de cosecha, la explotación forestal selectiva puede representar la reducción de emisiones.
Selección de especies a fin de maximizar la captura de carbono: Las tasas de secuestro de carbono varían según la especie de la planta. En plantaciones forestales o en proyectos de restauración, se pueden seleccionar especies de crecimiento rápido para acelerar la captura de carbono.
Introducción a las especies: Se ha demostrado que la utilización de tipos de grama con mayor productividad o la asignación de carbono a raíces más profundas aumenta el carbono del suelo. Por ejemplo, la utilización de leguminosas en las tierras de pastoreo puede promover el almacenamiento de carbono en el suelo.
Coordinación de las operaciones agrícolas: El empleo de una diversidad de tipos de cultivos y de variedades que se cultivan en rotación puede ayudar a extender el riesgo de perder la producción de un año entero. Algunos productores también escalonan su siembra, y por lo tanto las fechas de la cosecha, al elegir una variedad de cultivo que requiere un grupo de condiciones para el crecimiento, de modo que los cultivos están en diferentes etapas (y por lo tanto más o menos vulnerables) si las condiciones climáticas/atmosféricas comienzan a impactar de un modo negativo. Una temporada de cultivo más larga y más cálida puede permitir que las fechas de siembra y de cosecha sean más tempranas, a fin de que se eviten las condiciones extremadamente áridas de los finales del verano.
Gestión de los residuos: La eliminación y el tratamiento de residuos pueden producir emisiones de varios gases de efecto invernadero (GEI), los cuales contribuyen al cambio climático global. La gestión sostenible de residuos fomenta la generación de menor cantidad de residuos, la reutilización de los consumibles, y el reciclaje y la recuperación de los residuos que se producen.
Administración hídrica: Las medidas de irrigación pueden mejorar el almacenamiento de carbono en los suelos a través de mejoras en los rendimientos y del retorno de los residuos. El drenaje de tierras agrícolas en regiones húmedas también puede promover la productividad (y por lo tanto el carbono del suelo), y suprimir las emisiones de óxido nitroso al mejorar la aireación.
En el sector agrícola existe una amplia gama de prácticas y tecnologías de administración hídrica para difundir y amortiguar los riesgos de producción. El mejoramiento de la humedad residual del suelo a través de las técnicas de conservación de la tierra ayuda significativamente en el margen de los períodos secos, mientras que las franjas de protección, el abono y la labranza nula ayudan a mitigar el riesgo de erosión del suelo en áreas donde la intensidad de las precipitaciones aumenta. El almacenamiento interanual de precipitaciones excesivas y el uso de sistemas de riego eficaces siguen siendo los únicos medios garantizados para mantener la intensidad de los cultivos.
La utilización de sistemas artificiales para mejorar el uso/disponibilidad del agua y proteger contra la erosión del suelo también es considerada como un mecanismo de adaptación.